El propósito del juego es ayudar al jugador a lograr la capacidad de liberarse de la identificación y convertirse en observador de su propia vida.

Una forma de trabajar sobre uno mismo que favorece la liberación de las facultades intuitivas, más allá de nuestra narración habitual y nuestras identificaciones de rol, hábitos y comportamientos, para acceder a una visión más amplia de nuestra forma específica de ser en el mundo y comprender la dirección del desarrollo de nuestra consciencia existencial.

Este juego es un microcosmos del Gran Juego. El contenido de las setenta y dos casillas es la esencia de miles de años de exploración del Ser en el corazón de la tradición hindú. Cuando el participante se mueve por los cuadrados del tablero lanzando un dado de seis caras, comienza a observar los patrones de su propia existencia, desarrollando más y más claridad en sus acciones.

Los sabios que inventaron este juego usaron la cuadrícula para reconocer el estado actual del Ser de uno, observando qué serpientes aún amenazaban con derribarlos y qué flechas podían elevarlos aún más.

Analizando así su interioridad, podrían comprender si entendieran lo que significa no estar sujetos al apego e identificación y poder ver su propia vida como expresión del macrocosmos. Al mismo tiempo, la cuadrícula del juego les dio una visión más profunda del principio del Conocimiento Divino en el que se basa el tablero. Por lo tanto, fue un estudio de las escrituras y un descubrimiento del Ser al mismo tiempo.

Esto es lo que hace único al Maha Lilah, o Gyan Chaupad: el juego del Conocimiento de uno mismo.

 

Todo el que se ha alejado de su origen,
a
ñora el instante de la unión.

(Rumi - Masnavi-I Ma'navi)